27 de noviembre de 2011

Quinta das Praias

Hace no mucho tuvimos el placer de pasar unos días por la tierra del fado. No había excusas ni motivos ocultos, queríamos visitar a unos amigos muy especiales en su quinta de Santarém, a orillas del Tajo, alejarnos del bullicio, relajarnos y descansar.
Jens y Francisca quisieron que de nuestro paso por allí dejásemos constancia en su blog, espacio abierto para la expresión artística en cualquiera de sus múltiples facetas. El proyecto que estos dos inagotables corazones llevan a cabo es fascinante e inspirador, una vida volcada en la imaginación, originalidad y creatividad, esperando recibir y alojar a artistas interesados en su residencia.
Como el calificativo de "artista" me queda igual de lejos que el desierto de Atacama y tan grande como utilizar un portaaviones en una partida de tres en raya, desde su propuesta me tomé muy en serio la elección de las imágenes y las palabras en las que tanto insistió Francisca- es increíble cómo una persona puede convertir cada acento en un retrato de su corazón-.
De repente, aceptando, me convertí en responsable de resolver con pocas imágenes y frases los sentimientos de los que disfruté en apenas cuatro días, prohibiéndome emular lo que ellos saben mostrar de forma excepcional: el aura de creatividad que envuelve su estilo de vida.
Ha sido todo un halago para mí, y pronto habrá nueva entrega, aquí.
Estáis invitados a conocerlos... Quinta das Praias.

26 de noviembre de 2011

Saurio a la vista

Cualquier momento, cualquier lugar, son buenos para sacar el objetivo macro, agacharse, jugar con el diafragma, aguantar la respiración, enfocar y pulsar el disparador a traición del individuo. Y con éste cumplimos un año...

22 de noviembre de 2011

Bodensee, fronteras de agua

Alemania, Suiza y Austria son, seguramente, los países que mejor representan la seriedad, formalidad y rectitud que tanto caracterizan el modelo centroeuropeo de sociedad, distante años luz del espíritu vital mediterráneo. Tanta sobriedad elimina improvisación y extravagancias, difumina la personalidad del individuo en el grupo social organizado como un segundero y resta fuerza a cualquier posibilidad de aventura. Sin embargo, nos regala ciudades creadas en la imaginación de un pintor, paisajes de sueño infantil y un baile entre silencio y respeto que muchos envidiamos.
El Lago Constanza, con ese viejo remedio de utilizar lo indivisible para separar, hunde las aguas del Rin entre estos tres países, sitiado por más de dos millones de personas pero sin perder su identidad ni credibilidad de color verde; porque bastan unos pocos lugares de Europa para comprender que la teoría española del ladrillo es un disparate.

10 de noviembre de 2011

Tuk-tuk Bangkok

Un día cualquiera de Bangkok no se puede vivir 48 horas antes de unas elecciones presidenciales, con los templos principales del país cerrados por visita de la familia real y con una escala aeroportuaria de apenas doce horas... pero algo hay que intentar para conocer esta urbe más occidental que asiática en apariencia y modos de vida.
Tras desembarcar del vuelo procedente de Yangon, recorrer la kilométrica terminal del aeropuerto más importante de todo el sudeste asiático, cambiar moneda y llegar en tren a algún punto de la ciudad más o menos próximo al centro, un lugareño nos asalta explicándonos cuál es la situación de la ciudad ese día, qué es lo más destacado que nos queda por ver y cómo podemos plantear la ruta. A grandes males, grandes remedios; tenemos a nuestra disposición por apenas 2€ al día el medio de transporte más ágil y versátil de toda la ciudad, aquel que esquiva con más alegría y el que primero acelera al encenderse el semáforo en verde, en ese instante del tránsito asiático en el que el mundo se convierte en un enjambre de idas y venidas.
Con nuestro conductor visitamos templos apartados de las rutas turísticas, maestros de la costura y la seda, tiendas de baratijas chinas y joyerías con productos de dudosa legalidad- a cambio él obtiene bonos para combustible-. Desde nuestro tuk-tuk nos refrescamos de la mortaja irrespirable que son el calor y la humedad en esta parte del planeta, vivimos horas de atascos de interminable paciencia en los que nadie hace sonar el claxon, como si fuese tan cotidiano que es el momento de leer la prensa, y asistimos al oscurecimiento progresivo de un cielo de nimbos pomposos, súbito en su desplome sobre la ciudad, ahogando cualquier posibilidad de terminar el viaje de otra forma que no sea mojados por el monzón.

4 de noviembre de 2011

Santa Sofía, la madre de todos los arquitectos

Άγια Σοφία.  Edificio superlativo, compendio de arquitectura y magisterio de megalomanía; primero catedral ortodoxa, luego mezquita y ahora museo, es una reliquia de la humanidad, de Bizancio, Constantinopla o Estambul, como queramos llamar a su suelo. Una de las obras de arte con las que se sueña desde la época de estudiante.
Para conseguir que durante casi un milenio fuese la catedral más grande del planeta, Justiniano supo elegir bien a sus directores de orquesta: el físico Isidoro de Mileto y el matemático Antemio de Tralles. Su genialidad logró una estructura de amplios y profundos espacios, con una planta cercana a la hectárea y una cúpula en la que poder esconder la luna (casi 32 metros de diámetro y más de 56 de altura -colosal-).
Santa Sofía no puede ser otra cosa que símbolo de una ciudad y un país esenciales en las relaciones entre dos mundos antagónicos, papel de guía que representa Turquía para el islamismo moderado fuera de sus fronteras.