15 de septiembre de 2012

El tiempo entre diafragmas

No hay minuto que perder. Los días pasan, y con ellos las oportunidades. No tener nada que hacer no es una opción válida; la televisión puede seguir muriéndose de la risa mientras llega el día en que me siente frente a ella a dedicarle tiempo.
Luz, colores e ideas con las que practicar son suficientes para pasar un rato entretenido. Cualquier día. Un hibisco (Hibiscus rosa-sinensis) me tuvo ensimismado- y entusiasmado- probando a pulso distintas aperturas de diafragma; el barro y su textura manual, artística y creativa; el mundo real hecho miniatura... ¡hay tanto donde enredar!
A todos aquellos que se sientan frente a la caja tonta a, simplemente, desenfocar el cerebro, mirar y dejar correr las manecillas del reloj, les daría un libro, les cortaría la luz y los mandaría al parque; seguro que al tercer día emplearían su tiempo en él con gusto e ilusión.
Sólo el pulgar está controlado por nueve músculos diferentes; nuestro cuerpo y la imaginación nos dan infinitas posibilidades. ¡Usémoslas!

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