25 de enero de 2013

Carreteras secundarias

Si está al alcance de la mano, ¿por qué no lo disfrutamos?
Tenemos la enorme fortuna de vivir en un país con una diversidad paisajística excepcional, con espacios de alto valor ecológico y cultural cada cuatro pasos: bosques caducifolios, cordones dunares, ciudades y pueblos monumentales, valles de alta montaña, dehesas, acantilados litorales, áreas volcánicas, arquitectura religiosa, cumbres nevadas, humedales, zonas de interés arqueológico, ríos y vegas... Podemos encontrar infinidad de publicaciones que muestren esta riqueza en cualquier librería: transmitida con la sensibilidad de los viajeros románticos del s. XIX, como catálogos fotográficos, guías de senderismo y naturaleza o en narraciones recientes de periodistas y excursionistas. La Rambla barcelonesa, la Giralda, el Museo del Prado y el Acueducto de Segovia son únicos, pero más allá de las grandes ciudades, las autopistas y las concentraciones veraniegas en la playa, hay mucho por ver y conocer. Sólo tenemos que movernos.
Cataluña ofrece infinitas posibilidades para el turismo rural y de interior en cualquier época del año: desde los Pirineos al Delta del Ebro, cada comarca es un catálogo de novedades para llenar una escapada de colores y experiencias. En temporada baja, además, es un lujo visitar lugares singulares que en otras épocas están masificados, crecidos por la fama de sus encantos mientras venden su identidad por un puñado de billetes.
Hacía ya tiempo que teníamos señalada en el mapa la provincia de Girona; marcadas a trazo grueso varias zonas que nos resultaban interesantes y que sin dificultades podríamos conectar en coche, disfrutando de las paradas intermedias y de las sorpresas que ofrece el camino cuando no hay prisa, en contacto con la naturaleza y los modos de vida locales, dejando volar los sentidos en esa serenidad con que se construye el mundo rural.
Nos sobraban ganas y sólo nos faltaba encontrar dónde dormir esas noches. Buscábamos lugares con personalidad y encanto, una chispa que los diferenciase entre la multitud, sentir que pasaríamos la noche en una casa donde se ha puesto cariño, no un alojamiento cualquiera; y buen precio, claro. Buscamos... y dimos con clubrural, un portal con infinitas posibilidades para cumplir con esas expectativas, ordenado y sencillo para que encuentres lo que buscas. Ofertas, variedad, información clara y completa, facilidades para las reservas- de cliente a propietario-, un rincón para los viajeros y un blog desde el que contarnos novedades, historias y hacernos propuestas.
Sobre el terreno el menú se convirtió en banquete: el Lago de Banyoles, la Zona Volcánica de la Garrotxa y su Fageda d'en Jordá, los pueblos medievales de Santa Pau, Besalú y Peratallada, y un buen bocado al Alt y Baix Empordà. Hicimos kilómetros por los parques naturales del Cabo de Creus y los Aiguamolls- humedales- de l'Empordà, visitando entre la niebla el Monasterio de Sant Pere de Rodes y Cadaqués, las ruinas greco-romanas de Empúries y la Ciudad Ibérica de Ullastret, los mil y un recovecos de la Costa Brava... con el dedo en el mapa y los ojos a los lados de la carretera secundaria.

2 comentarios:

  1. Fantásticas fotos, especialmente me gusta la de los faroles azules en Sa Tuna, una meravella :)

    ¡Gran blog! Te sigo :D

    Anna

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    1. ¡Muchas gracias Anna, y bienvenida!
      Siéntete como en tu casa... Un saludo.

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