8 de marzo de 2013

Y al cuarto día el Francolí se desbordó

Hace menos de una semana, mientras el Francolí llegaba manso a su desembocadura junto al puerto de Tarragona, plantábamos aladiernos y y lentiscos en sus márgenes.
La casualidad ha querido que sólo cuatro días después su aspecto fuese completamente distinto, con una crecida que inundaba parcialmente sus márgenes y dejaba impracticables los caminos laterales. Las condiciones geográficas de las que hablábamos se han manifestado.
Es sólo un pequeño ejemplo de por qué los laterales fluviales y los frentes marítimos deben estar libres de construcciones e infraestructuras; aunque el verano pasado daba pena ver su cauce sin una gota, la naturaleza tiende a ocupar sus espacios cada cierto tiempo y los riesgos naturales no desaparecen por mucho que avance nuestra tecnología. De esto se suelen olvidar con frecuencia ayuntamientos, especuladores y particulares, para luego llorar frente a una cámara y echarle la culpa a otros.
Por suerte ha estado lejos de ser catastrófico y han funcionado las alertas. Curiosos, aficionados a la fotografía, abuelos y niños hemos vuelto a acercarnos al río para echar un buen rato. No sé qué pasará con todo lo que plantamos el sábado, pero al menos tendremos agua para seguir duchándonos y bebiendo cada día.

2 comentarios:

  1. Espero que algunos de esos árboles hayan agarrado y el trabajo haya servido para algo.

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    1. Las cepas siguen allí y están bien sujetas, en alguna foto se ven; esperemos que el agua no las ahogara.

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