22 de abril de 2013

Mi amigo Wili

Rebuscando entre las conchas en la arena aparecen diminutos tesoros, como el pequeño Wili, de apenas dos centímetros de envergadura; todo un águila culebrera en su roca, seguro. La pinza sería de algún hermano mayor, aguerrido sin duda.
Pero suculentos platos para el macro hay por todas partes. Estos pedazos de musgo se habían desprendido de un muro orientado al Norte, ahora que la temperatura ha subido y la exposición al sol va in crescendo. Son minúsculas formas de vida que suelen pasar desapercibidas, y justo eso lo hace mucho más divertido.

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